LOS PAISAJES INDECISOS
05.10.2018 – 12.01.2019
Exposición de Judit Bou - Patricia Dauder - Mònica Planes - Jorge Yeregui
A cura de David Armengol
Inauguración, viernes 5 de octubre a las 19 h
> Taller PRACTICAS DE RECONOCIMIENTO vinculado a la exposición [+ info del taller]
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Si dejamos de mirar el paisaje como si fuese una indústria, podemos descubrir de golpe una gran cantidad de espacios indecisos, desposeídos de su función, al que resulta complicado dar un nombre. Este conjunto no pertenece ni al dominio de la sombra ni de la luz. Está situado en sus márgenes.
Gilles Clement
Los paisajes indecisos es una exposición colectiva que intensifica la conexión con el territorio físico mediante registros de carácter performativo. Ya sean entornos naturales, urbanos o espacios en suspenso entre el uno y el otro; la puesta en crisis de sus funciones habituales implica, desde el ámbito de las artes visuales, una aproximación crítica que prioriza la activación temporal imprevista por encima de su condición contemplativa. En este sentido, la muestra destila una performatividad latente que reivindica la indecisión y la inestabilidad como posibles sistemas de significación de un territorio específico.
Siguiendo estas premisas, la exposición pone en relación la práctica artística de cuatro artistas que se acercan al paisaje desde planteamientos procesuales complementarios. A pesar de las especificidades que definen las obras de Judith Bou, Patricia Dauder, Mònica Planes y Jorge Yeregui, todos ellos comparten un eje vertebrador que los mantiene afines: leer el paisaje a través de un proceso de trabajo por inmersión y extenso, donde el paso del tiempo y la vivencia personal juegan un papel determinante.
El trabajo fotográfico y videográfico de Jorge Yeregui (Santander, 1973) se centra en el reconocimiento exhaustivo del paisaje resultante de aquellos proyectos urbanísticos abandonados a su suerte; terrenos marginales y sin uso, donde la naturaleza ha iniciado un progresivo proceso de recuperación biológica. Montones. Arena y Montones. Grava (2016) es un díptico fotográfico de gran formato en el que vemos dos pequeñas acumulaciones de tierra donde las hierbas han comenzado a crecer liberadas de cualquier control humano; un detalle mínimo pero que, en cambio, sintetiza todo el proceso de reconquista natural del paisaje. Lindes (2016) exhibe una cartografía completa del territorio baldío. Tomando como referencia los cierres provisionales del espacio a urbanizar, Yeregui recorre esta frontera improvisada siguiendo siempre la misma metodología: fotografiar frontalmente todos los palos que delimitan el terreno. La significación del perímetro permite poner el énfasis en ese paisaje que queda fuera de sus límites. Líneas maestras es una serie de cuatro vídeos que registran una simple acción: seguir los bordillos construidas hasta llegar al punto en el que fueron abandonadas; un reto inútil que incide no sólo en el espacio sino también con el tiempo de suspensión del proceso de urbanismo.
Patricia Dauder (Barcelona, 1973) incorpora a su obra metodologías de trabajo procesual que provocan una intensidad performativa más allá del espacio de taller. Próxima a formalizaciones de herencia arqueológica, Groundwork (2015-2017) pone en juego una temporalidad expandida en la que el artista decide enterrar y desenterrar materiales creados o reutilizados por ella en los solares de la fábrica textil Trias i Godó de L'Hospitalet de Llobregat. De esta acción solitaria, invisible para el espectador, surgen diferentes series y piezas vinculadas a la escultura, la fotografía y el dibujo. Groundwork (Notebook #1) (2015) son una serie de dibujos extraídos directamente de la libreta del artista; una serie de apuntes mínimos que marcan el ritmo del proyecto desde sutiles referencias a momentos previos y posteriores. Próxima a la documentación visual del land art, Groundwork (Phase #1) (2015) es una secuencia fotográfica en blanco y negro donde vemos fragmentos en presente del proceso de entierro y desentierro de los materiales. Cerrando el conjunto, Chambers (2015) exhibe una tela enterrada que muestra adherida la capa de memoria de su paso por el subsuelo.
El trabajo de Mònica Planes (Barcelona, 1992) abre una reflexión crítica sobre los espacios lúdicos dirigidos a los niños. A través de un largo proceso de investigación sobre los playgrounds de la ciudad de Barcelona -así como sobre las posibilidades físicas e imaginativas que permitan- el artista ofrece una traducción escultórica basada en su experiencia personal y los activa corporalmente al margen de las convenciones de juego establecidas. En este sentido, sus instalaciones apuestan por una libertad de acción que, evocada mediante equilibrios y movimientos sugeridos, pone en crisis tanto la experiencia lúdica del parque como la concepción estética de la escultura. Moviments i forces apreses (al playground) (2018) es una instalación que sintetiza su búsqueda formal y vivencial. A medio camino entre el gimnasio urbano y la escultura minimalista, la pieza nos invita a una activación más imaginaria que física, más subjetiva que real.
Judit Bou (Tona, 1996) lleva mucho tiempo visitando una misma colina cercana a su población natal, Tona. Mediante la acumulación progresiva de documentación fotográfica de un mismo territorio sin relevancia aparente, el artista busca insistentemente cambios sustanciales en su condición de lugar. En este sentido, Un turó (2018) destila una voluntad psicogeográfica donde la carga emocional y afectiva del paisaje de la comarca de Osona, así como la repetición de un mismo tiempo no productivo (estar en la colina sin otra pretensión), generan una aproximación en constante estado de suspenso; un suspenso liberador que apuesta por la lentitud en detrimento de la aceleración frenética de nuestros ritmos vitales. A pesar de mostrar una pequeña selección de fotografías, el proyecto cuenta ya con más de 200 imágenes de la colina.
En definitiva, Los paisajes indecisos favorece el cruce discursivo y formal de toda una serie de propuestas artísticas centradas en la revisión del paisaje a través de un cuidadoso tiempo de dedicación y vivencia en el lugar. Precisamente, es esta vivencia única e intransferible la que se intenta trasladar ahora al espacio - estático por definición - de la sala de exposiciones.
